Estoy de luto, y quiero guardarlo. Ha muerto una de las pocas personas a la que respetaba y amaba en este mundo, no por sus logros ni por sus éxitos, sino por la sencilla razón que existía.
No habrá discurso ni dialéctica, el dolor y la confusión siguen reinando mi cerebro, y así seguirá hasta que asimile que ya no está. No sé si será pronto o tarde, pero sé que sabré el momento de realmente decirle adiós, hoy no, ni mañana.

terrorismo auditivo

Con este manifiesto propongo incluir a las siguientes corrientes pseudomusicales como armas terroristas dentro de la resolución 51/210, «Medidas para eliminar el terrorismo internacional», adoptada en la 88 Asamblea Plenaria, de 17 de diciembre de 1996 de la ONU:

el reguetón
el reguetón
el reguetón, y
todo lo que vomite Ricardo Arjona

Esta propuesta, considero, es por el bien de las siguientes generaciones y por la salud mental de los actuales habitantes del planeta.
Se ha comprobado que la exposición prolongada de reguetón y de las letras de Ricardo Arjona causa diversas patologías sociópatas en quien las escucha, y puede degenerar (depende de la tolerancia de cada individuo) en afecciones irreversibles, pues está documentado que escuchar sólo una de esas piezas mata más neuronas que cien cigarros de mota o 40 pericazos, o dos tachas. Si se piensa lo contrario sólo basta observar a los individuos que han sucumbido ante esas armas de destrucción masiva de neuronas.
Al igual que Al Qaeda, el reguetón y Ricardo Arjona se proponen controlar el mundo mediante una limpia cerebral, argumentando bases extremistas y fanáticas enmascaradas con la televisión y la radio, con la diferencia que en lugar de explotar edificios, explotan conciencias.
Digamos NO a esas abominacones, unamos fuerzas y erradiquémoslos de la faz de la Tierra.
Corran la voz, no se dejen engañar con el pretexto de la libertad de expresión, la libertad de unos termina donde comienza la de los demás, y el reguetón es altamante dañino.

Cielo

Creo firmemente que el Cielo judeocristiano apesta: no se pueden tener fornicaciones ni vicios otros, aunque quizás el alcohol sí esté permitido, pues recuerdo que Cristo, en una fiesta, ya picado o a medios chiles como lo decimos en México, usó sus poderes de Hijo de Dios para convertir el agua en vino, nomás para que no se agüitara el reventón. Pero fuera de la embriagada, no me resulta atractivo el Cielo, o mejor dicho el Heaven, para diferenciarlo del sky.
Además no creo tener que preocuparme mucho por ello, pues he cometido los suficientes pecados para no merecer el Paraíso. Por lo menos he infringido nueve de los Mandamientos de Moisés, algunos con persistencia y afán.
Y hablando del famosísimo Decálogo (no confundir con el de Kieslowsky), ni los judíos ni sus primos católicos se ponen de acuerdo en precisar con exactitud cuáles son los mandamientos divinos; mientras que en la Torá hay poco más de 600 mandamientos, los cristianos (para englobar a testículos de Jehová, adventistas, evangelistas, católicos, mormones, y anexas, y no ser clasistas en sólo reconocer a los romanos), sólo reconocen como divinos o mandados por el mismísimo Altísimo, los que bajó cargando Moisés del Sinaí, de los cuales tampoco hay precisión, pues el discurso en la Biblia es ambiguo y hasta contradictorio (cf. Éxodo 20: 2-17 y Deuteronomio 5: 6-21). Además, al paso de los años y de las conveniencias del Vaticano y demás congregaciones religiosas, los mandamientos han sufrido modificaciones en cuanto a lo que representan, prohíben y exigen. Por ejemplo: de donde se extrae el primer mandamiento es algo así como "[...] Yo soy tu Dios y Eterno [...] no tendrás ni reconocerás a otros dioses en mi presencia [...]", y actualmente el Vaticano dice que es "Amarás a Dios sobre todas las cosas". Quizá por la tolerancia propia de la época en la que se redactó ese pasaje, donde se reconocía que cada pueblo tenía sus propios dioses más o menos poderosos que los propios, es que se haya redactado de esa forma, y quizás porque actualmente no hay esa tolerancia es que no se reconoce que puedan existir otras deidades aparte de Yahvé o Jehová o como se diga, pero como ejemplo de la deformación que han sufrido, creo que basta.
Además, si realmente existe un juicio, y mucho más, si Dios es justo, es imbécil pensar que con unos cuantos rezos y santiguaciones o el mejor de los arrepentimientos, se pueda uno librar de recibir el castigo al que se ha hecho acreedor. ¿Dónde estaría el Dios que derribó Jericó y exterminó de cuajo Sodoma y Gomorra? ¿Es otro o diferente al que dio una patada en las nalgas a Adán y a Eva por no obedecerlo? ¿Acaso se piensa que Dios quizá se hizo senil y se le puede hacer pendejo con un novenario o unas rolas de una congregación exaltada? Creo que nel.
Por lo menos yo:

*No amo a Dios sobre todas las cosas.
*Uso el nombre de Dios en vano.
*Me valen madre las ceremonias sagradas y mucho más me vale madre las fechas o las fiestas santas.
*Algunas ocasiones no he honrado a mis padres (cosas de adolescente, como justificante).
*Cada que puedo cometo fornicación y practico la concupiscencia como deporte.
*He robado. Nunca con el afán de hacerme rico o sacarme pelusa del ombligo como resultado, pero sí lo he hecho.
*He mentido. ¿Quién no lo ha hecho?
*Deseo a la mujer de mi prójimo, siendo Vincent Cassel mi prójimo.
*Pero por supuesto que tengo pensamientos y deseos impuros.
*Aunque no codicio los bienes ajenos, sí he llegado a sentir envidia, lo cual es lo mesmo, nomás que poquito menos.
*Nunca le he quitado la vida a otro ser humano, pero en más de una ocasión, ganas no me han faltado.

Sus apreciables mercedes, como dijera el mismísimo Chucho cuando estaban a punto de partirle su mandarina en gajos a la adúltera: Quien esté libre de pecado, que se forme en la siguiente fila. Nos vemos en el infierno.

Buen viaje

Ayer cayeron en mi espalda trece años, y aún no me repongo. A veces quisiera sentarme en un tejado y dejar pasar la noche viéndola morir, en lugar de ver el cielo estrellado velando un muerto, observado por deudos que no saben la filiación que tuviste en él, pero que igual agradecen que estés ahí, porque nadie va a velar a un muerto sólo por las galletas y algo de café instantáneo, quizás por algo más mórbido, pero no por el café instantáneo, eso es un hecho.
El muerto fue mi amigo. No de aquellos con los que compartes una vida sino era de esos con los que vives excelentes momentos, algo aislados, pero no por eso menos intensos.
Con él descubrí que en Zacatecas la vida acaba a la una de la madrugada y recomienza a las seis, lo cual nos permitió embriagarnos en el limbo que daba ese impase viendo el Cerro de la Bufa y dando la espalda a los próceres que nos dieron patria.
También fui testigo de su imploración de amor embriagado cual Romeo shakespiriano, y de él recuerdo la mejor mezcla de García Lorca con Quevedo que haya oído en mi vida, claro, con las debidas liturgias de Bacco.
No te lloro, sólo te recuerdo. Salú, Paquín.

Una de las desventajas de ser padre es el acompañar a tu hijo a ver una muy mala película, sólo por complacerlo.
No es que diga que no me gusta ir al cine con mi hijo, por el contrario, me resulta inmensamente grato hacerlo, pero si estuviera acompañado el numerito con una buena película, lo disfrutaría aún más.
En esta ocasión decidió ver Viaje al Centro de la Tierra, la cual como su nombre lo indica, es una de las muchas adaptaciones llevadas al cine. Y realmente no es mala, es la peor adaptación que he visto en mi vida, además de la peor actuada y con los efectos especiales peor logrados, con un guión estúpidamente estúpido y un argumento peor.
Ahora mismo estoy bajando información de internet sobre vudú, y espero encontrar algún conjuro para matar al director, a los productores, a los guionistas y uno que otro actorsucho, por la blasfemia hacia Jules Verne.
No vayan a verla, ni la compren pirata.

Cine 3

Acabo de ver una peli que me ha dejado con el ojo y el cerebro cuadrado. Es una película de ciencia ficción, o mejor dicho, de ficción científica (como lo apuntara Borges), pero sin efectos especiales, ni derroche de vestuario ni de locaciones, mucho menos rayos láser y afortunadamente nada de batallas épicas, y tampoco entretenedores taquilleros. Pero sí excelentes actores.
No se ha estrenado en muchas partes del mundo en salas, y en algunos lugares sólo es accesible por internet (que es como me llegó a mí), ya que su presupuesto es casi nulo. Para que tengan una mejor idea comento que en su página oficial solicitan donaciones.
Con tres locaciones, ocho actores, ningún cambio de vestuario y "en tiempo real" (no una toma, sino que transcurre como si fueran los minutos corrientes), se desarrollan unos de los mejores noventa minutos de cine en mi vida. Neto.
El argumento es increiblemente sencillo: un monito se muda, casi de improviso, y sus cuates le caen para despedirlo. De ahí se desarrolla una charla, quizás liberadora y a la vez inquietantemente perturbada, pues el que se va les confiesa un secreto increíble (tomar la palabra literal, de no creíble).
Todo son diálogos, con cumbres de exitación y ratos de remanso, con un ritmo fascinante, un guión inteligente rayando en lo místico, sin alarde de tomas pero con una excelente fotografía.
No adelanto nada de la trama, porque, neto, la tienen que ver. Ya me dirán si coinciden conmigo o si me mandan a la chingada después de verla.
Este filme se basa en la novela homónima de Jerome Bixby, un monito que ha resuelto varias buenas historias de ficción científica, algunas llevadas a la pantalla en Star Trek y The Twiligth Zone, y dirigida por Richard Schenkman.
La peli se llama The Man From Earth.
Cuelgo las ligas para verla en línea (versión original con subtítulos) y de la página oficial.
No se la pierdan.

Para verla en línea:

http://www.megavideo.com/?v=2NFNO11P


Página oficial:

http://www.manfromearth.com

rumbo

Perder de vista el camino no es en ningún momento razón para recomponerlo y volver a esa senda olvidada. No se puede. Echar pasos atrás para reencontrarme con alguien que no soy más no me apetece. Al fin y al cabo la senda ya está perdida.
Prefiero averiguar hasta dónde me conduce la nueva senda, esa aventura es fascinante, por lo menos para mí.
No se trata de navegar hacia donde el viento lleve, sino de aprovechar ese viento para hacer puerto en lugares no previstos, sólo por el placer de bajarse y echar una mirada a lo inesperado. Porque el dicho de "en cada puerto un amor", no necesariamente debe interpretarse desde el punto de vista sexual, por el contrario, todos tenemos distintos amores, y la mayoría no tienen realción con amor filial o carnal. Se puede amar la naturaleza o al delfín rosa, se puede amar una chela silenciosa junto a una mujer que huele a avellana a la que no se le ama, pero se le quiere.
También se puede amar el instante en el que una sonrisa dura, sin tomar en cuenta a la sonrisa para ello; o el amor que se le tiene a la bocanada de humo que se aspira después del sexo.
Hay tantas cosas a las que se les debe amar que me resultaría estúpido tratar de enunciarlas. No se trata de recetas de felicidad ni de alusiones anecdóticas, por el contrario, se trata de la búsqueda de aquello que aún no amo y que debo encontrar para amar.
No debo recomponer el rumbo, sólo ser más sagaz para darme cuenta de aquellas pequeñas y grandes cosas a las que me falta amar; hoy comenzaré con el espejo.

cine 2

A veces ir al cine, específicamente a ver una película en particular, con algunas o muchas espectativas, ya sea por el director o por los actores o por el tema o por lo que sea, no debiera suceder muy a menudo. Lo digo porque no sé qué decir sobre la peli que acabo de ver.
Death Proof, o como la llamaron en mexicalpando de las tunas, A Prueba de Muerte, me llamó la atención por el director, por el actor y por el proyecto (conjunto con Robert Rodriguez, sí, sin tilde). Y el pero radica en que es una película de difícil digestión. Tarantino no sólo puso un tablero de ajedrez en la pantalla, sino que además jugó al "ahí se va" para despistar al espectador, es decir, a pesar que intuyo que las tomas, la trama, el guión, la fotografía y toda la película estuvo bien planeada y pensada, son tantos los errores "a propósito" que no supe distinguir si estaba viendo Santo contra las momias de Guanajuato o una película de Juan Orol. Neto, estuve a punto de salirme de la sala, pero la esperanza de estar viendo una película de Tarantino me detuvo; esa esperanza de "quizá se componga".
Un largo principio de diálogos aburridos y actuaciones acartonadas, mucha mota, y después, aparece un gordo Kurt Russell. Chale.
Pero Stuntman Mike (Russell) le imprime nueva energía a la peli. Ahora sí estaba oyendo diálogos tarantinescos y guiños sádicos, los sinsentido minutos pasados comenzaron a olvidarse con un entretenido asesino serial simpático y gordo. Bumm, la primera escena de sangre (eso es lo que había pagado por ver) es trepidante, loca, absurda, es Tarantino.
Terminada la primera historia, pareciera que sería una clásica fórmula del asesino serial, pero no. En la segunda historia los recursos son más dinámicos, las fórmulas grotescas, los personajes tornan personalidades inesperadas y se ofrece una de las mejores escenas de persecusión en auto que he visto, lleno de adrenalina y sin obviedades.
El final, mmm.
Me reí, mucho desde la aparición de Stuntman Mike hasta los títulos finales, y ahora que escribo sonrío al recordarlo.
Es una película contradictoria hasta para sí misma: llena de errores, malas actuaciones, malas tomas, evidentes y catastróficos errores de continuidad, clichés, horrorosa edición, pésima fotografía, acartonada en muchos puntos, un final abrupto; hilarante, trepidante, sádica, grotesca, inteligente, con un final que es la cereza por lo absurdo e inteligente.
Realmente no creo que sea una buena película, sino una demostración de Tarantino y Rodriguez que tienen el varo para hacer películas y un grupo nutrido de babosos seguidores que soportamos su cine.
No esperen ver ni Reservoir Dogs ni Pulp Fiction, mucho menos Kill Bill, es diametralmente opuesta a todas y muy similar a todas, con la salvedad que al comenzar la película aparece un letrero advirtiendo que verán muchos errores a propósito.
Si se atreven a verla, les recomiendo llegar veinte minutos tarde, me lo van a agradecer.

trabajás... te cansás... ¿qué ganás?...

Una de las desventajas de tener vicios ociosos como comer todos los días es que debes procurarlos de alguna forma. Y aunque he intentado vivir de prestado, lo cierto es que los cuates y la familia comienzan a excusarse argumentando que no pueden mantenerme de por vida. Por ello es que a veces procuro trabajar, aunque soy partidario ferviente de la filosofía de Cantinflas expresada en Ahí está el detalle: "Eso de comer con el sudor de la frente es una cochinada".
Los seres humanos no estamos hechos para trabajar sino para sacarnos pelusa del ombligo y retozar desnudos en el Paraíso, para ver las formas de las nubes en el cielo haciendo como que no hacemos nada, recorrer la jaula, perdón, el Paraíso (recordemos que tenia límites, es decir, no había tanta libertad después de todo) una y otra vez y saciar el apetito con sólo estirar la mano. Para eso es que realmente fuimos creados por Dios, para no hacer nada. Eso de trabajar es un castigo sentenciado en el Génesis por Dios, por haber sido tan imbéciles de comer la fruta del conocimiento y dejar de ser las mansas creaciones divinas.
Y he aquí el punto nodal, Dios nos castiga con el trabajo a los hombres por ser el mandilón que se deja influenciar por su trenzuda, y a la mujer le otorga la menstruación y los dolores de parto por haber sido el artífice del primer pecado, del pecado original: pensar.
Este cuento chino, perdón, hebreo, surtió efecto en las sociedades medioevales y permeó en las conciencias occidentales a grados superlativos, para que la gente dejara de cuestionar o cuestionara poco, o en secreto, y aceptara que pensar es pecado, o por lo menos es malo, y cuestionar a las autoridades es sinónimo de castigo, y si se llegara a cometer la idiotez de cuestionar a los príncipes de la Iglesia o al mesmísimo Él, pos el castigo era la muerte.
No sólo el fuego purifica, el trabajo también, como lo afirmara Tomás de Aquino. El trabajo es el que purga pecados veniales, es la penitencia y la solución a satisfactores.
Cuando se trabaja no sólo se está buscando la remuneración monetaria, realmente se está pagando la condena original, de la que nunca nos libraremos porque pensar (y el suicidio), el lo único que no perdona Él.

deus de deo

Una de las cuestiones que siempre me he imaginado resolver es la que refiere a Dios. Claro está que ni en muchas vidas podría resolver tales misterios, pero un sueño guajiro nunca está de más.
Miguel de Unamuno escribió: "Dice el Génesis que Dios creo el Hombre a su imagen y semejanza. Es decir, que le creó espejo para verse en él, para conocerse, para crearse."
Esta afirmación judeocristiana de que somos a "imagen y semejanza" es una de mis favoritas odas a la soberbia, pues no sólo nos comparamos con una figura divina, sino que somos en algún sentido Él mismo.
Imagino a Dios elucubrando y jugando con la arena recién creada, jugando a ser él mismo, a representarse para no seguir solo, o sólo para jugar. Como el viejo que procura a la mascota no sólo por amor, sino para no estar solo, para demostrar su paternidad; y ese viejo reprendiendo al animal, diciéndole que no debe hacer tal o cual cosa porque está mal, y el animal verá al viejo, tratando de comprender qué carajo serán esos sonidos incomprensibles del viejo, no comprendiendo que hizo "mal" en obedecer su instinto.
Y sí, considero que de ser cierto ese cuento del juego con arena y el soplo y la costilla, y el arbol, y la ciencia y el destierro, no somos más que las mascotas de ese Dios. Unas mascotas que no comprendemos que Dios es igual de imbécil que su obra (por lo menos es lo que afirmamos al compararnos con Él), y que nos negamos a comprender que el arcoiris no es una alianza sino la señal de supeditación que nos envuelve, y que el libre albedrío no es más que la lupa en el lomo de la hormiga (si no pregúntenle a Job), que todo es un juego de un Dios caprichoso, que mata por placer (de ambos, es decir, el placer del humano es malo, por eso debe ser exterminado, y el placer de matar, de redimir), si no pregúntenle a las estatuas de sal, que inventa formas histriónicas para comunicarse, no dando la cara, negándose a reconocerse en sí.
No hay libre albedrío en las religiones judeocristianas, es un cuento chino.
Al César lo que es del César, y aDios que te vaya bien.

tolerancia

Es mentira que en México estemos superando la intolerancia. La prácticamos a diario con diferentes grados y hacia diferentes cosas y grupos. Esta es una de las formas más irracionales de convivencia social.
Afirmo que la intolerancia es una forma de convivencia social porque en muchas ocasiones discriminar o criticar nos hace pertenecer a un grupo de amistades o comulgar con ciertos grupos sociales.
Ahora, muchos medios de comunicación han impuesto otra moda de intoleracia y discriminación mediante las notas periodísticas, como en el caso de los "emos". Muchos padres de familia que antes toleraban a sus adolescentes con fleco largo y vestimenta sombría, ahora están escandalizados gracias a la cantidad de "información" que los medios han vomitado al respecto. Quizás estos padres se estén vengando de lo que les hacían los suyos en su otrora adolescencia.
Por desgracia, no sólo los padres se pusieron alerta y en franco rechazo contra los emos, sino que contaminaron a gran parte de la estupidizada sociedad y ahora estos chamacos babas son blanco de rechazo y discriminación hasta en el transporte público.
Lo interesante de todo esto es que las horripilantes características, según los medios, de estos muchachos, son muy similares a las de cualquier adolescente, y hasta menores en algunos casos, lo cual da cuenta de la gran ignorancia de la sociedad que los cree la reencarnación de Satán. Y sí, no estoy exagerando con esa comparación diabólica, pues no ha sido una vez la que he oído comentarios peyorativos al respecto: "pobre María, tiene un hijo emo", "a ver cuando se suicida José; es emo", "aléjate de ésa, es una emo y seguro está drogada".
No sé (y no me importa) si los emos son la cuarta encarnación depresiva de algún exterminador de las buenas costumbres, lo que no tolero (ven como todos somos intolerantes), es que se segregue a unos muchachos sólo porque los medios lo dicen.
No defiendo a los emos, defiendo a la libertad de ser y estar, personamente no me importa si todos los emos se suicidan en una ceremonia o en privado cada uno, siempre y cuando no se afecten terceros.
Basta de discriminar sólo porque se los dicen en los medios o el mesías del petróleo.

Amor y odio (o lo que es lo mesmo, Oda a la ignorancia)

No es cierto que haya una delgada línea entre estos dos sentimientos, pues puedo asegurar que son dos sentimientos diferentes. El que después de amar se odie o viceversa, es una cuestión de casualidad y causalidad, no de la hermandad ni de la polaridad. Además, son sentimientos que se pueden sentir y demostrar al mismo tiempo por alguien o algo.
Este es mi caso actual ante Enrique Vila-Matas (Barcelona, 1948-aún respira). A este compadre lo leí gracias a una amiga de hace muchos años, quien amablemente me asisitió ante un síndrome de abstinencia literaria, es decir, no voluntaria, sino obligada por tres semanas de editar libros de texto y carencia monetaria para comprar libros nuevos. Así conocí Una casa para siempre (Anagrama, 1988). Holgo decir que me encantó.
Después del primer acercamiento se me antojó leer más del tipo pues no sólo me había despertado un ávido interés en sus demás obras, además me había hecho adicto a él. Sin embargo, el segundo round fue catastrófico, no porque mermara la calidad, sino porque la acrecentó de manera que mi ignorancia relució. Algo similar sucedió con Joyce, con su Ulises, al que tardé en leer más de un año mientras leía a todos los clásicos a los que hacía referencia. Vila-Matas me hizo comprender que no he leído lo suficiente (cosa que agradezco), y que para volver a enfrentarme a él pasará un buen tiempo en lo que, por lo menos, me acerque a sus talones y disfrute sus guiños sin que tenga que recurrir a una enciclopedia o al google.
Debo agradecer, además, que me hizo comprender que el odio también es un sentimiento delicioso, si se sabe saborear y no se atraganta uno con él.

La obra máxima

Antonio llevaba días sin dormir, y no lo haría hasta que concibiera la obra máxima, aquella que no sólo fuera merecedora de premios internacionales, sino que además se posicionara en el pináculo de las obras inmortales.
En cinco días no había invertido su tiempo en otra cosa que pensar, repensar, imaginar, y ocasionalmente intoxicarse, para ayudarse un poco. Pero nada, ni una buena idea, o no lo suficientemente buena para escribir la obra maestra de la literatura universal.
Cuando estaba a punto del suicidio, imaginó un pueblo, no como Comala ni como Macondo, sino como ambos, donde una mujer, o mejor dicho dos, tuvieran el control del pueblo entero.
Por fin. Lo había conseguido. Ahora sólo era cuestión de ponerse a escribir. Pero antes, debía orinar, para que nada lo interrumpiera. Así, con la cabeza revuelta en la trama y los personajes entró al baño y comenzó a orinar. Las ideas fluían de forma increíble y toda la obra se compactaba en su cerebro, dispuesta a ser plasmada en papel, y estaba tan cerca de ello, una vez que acabara de orinar, la obra estaría concebida. En esos pensamientos deambulaba cuando giró su cabeza para evitar los vapores de amoniaco que expelía él mismo, y una vez que terminó, subió de golpe el zipper para no perder más tiempo, sin embargo, fue tan rápido el movimiento que se le olvidó acomodarse el pene y lo que sientió fue un dolor punzante, acompañado de una fría oscuridad.

Cuando despertó, el dolor del bajovientre era tan fuerte que se le salían las lágrimas. Tardó en reconocer el lugar, era su antigua recámara, en casa de sus padres. Una vecina los habia llamado al ver que Antonio se había castrado, guíada por el grito infernal.
No importaba, pensó, finalmente había triunfado, había concebido la obra máxima, sólo era cuestión de pedir que le trajeran papel y lápiz.
Así lo iba a hacer cuando se dió cuenta que estaba atado a la cama de pies y manos. En ese momento, al percatarse que había despertado, entraron un médico y sus padres. Su padre se limitó a mover la cabeza al verlo tratar de librarse de sus amarras, su madre soltó el llanto inconmesurable de una madre afligida, mientras el médico sacó una jeringa que le aplicó a Antonio en el brazo.
Antes de volver a perder el conocimiento, Antonio escuchó al médico decir que no debían esperar más, que ese tipo de eventos de mutilación eran grados extremos de psicopatías muy peligrosas, que si no lo internaban, no sólo se iba a seguir haciendo daño, sino que podría lastimar a alguien más.
Mientras sus ojos se nublaban, Antonio vio a su madre abrazar sollozando a su padre, y a su padre, alcanzó a verlo asentir.

Cine 1 "La misma luna"

He leído varias reseñas de esta película donde la califican como "una de las mejores del año", lo que me lleva a desear no ver las demás si es verdad que ésta es una de las mejores.
Creo que vi otra película o al entrar en la sala también entré a un universo paralelo donde se exhibía una película menor. Sin embargo, los actores son los mismos y hasta la directora, lo cual me hace dudar de mi salud mental. Neto, los críticos que la elogian y yo, vimos diferentes películas.
El argumento era interesante, más por la perspectiva desde donde lo cuentan (el espinoso tema migratorio) que por la originalidad, pues es la clásica historia sentimentaloide donde un ser "indefenso" recorre grandes distancias y sortea grandes peligros para reunirse con sus seres amados, o en la mayoría de los casos, sus amos. Además, hay que sumarle que no es una historia sacada de la manga imaginativa, sino que es un problema real, de que padres irresponsables, perdón, ilegales abnegados, dejan a sus hijos para buscar el sueño americano, y en algunos casos los niños solos cruzan la frontera para reunirse con los apás pues éstos no pueden ni asomar la nariz porque los apaña la migra.
Retomando. Es muy difícil que un actor actúe si no le dicen cómo actuar, y eso es lo que sucedió en la mayoría de las secuencias. Por muy bueno que sea Derbez, quizás no grandioso, pero sí bueno, no actuó más que como Dios le dio a entender, porque de la directora, ni sus luces. Y qué decir del chamaquín, que logra bien las lágrimas, pero si no le dicen que haga un pancho de niño, neto, no lo hace. Quizás la directora estaba comiendo garnachas mientras se rodaba la peli.
Y dispensarán el comentario pero no le compro a nadie que Kate del Castillo sea chacha si no me lo demuestra actuando. Una niña linda, con excelente dicción, no sólo del español sino también del inglés, con mirada altiva, con caminar garboso, neto, no es sirvienta ni de la zona más exclusiva de ninguna parte. Y no critico a la actriz, porque si no le dicen qué hacer, pocas personas son adivinas.
No vi la mano de la directora por ningún lado. La peli tiene errores evidentes de continuidad y de edición, la fotografía no es sobresaliente, las actuaciones son acartonadas con exageraciones sentimentaloides que intentan hacer llorar con clichés baratos (muy socorridos por las telenovelas). La participación de Los Tigres del Norte es deprimente con serios errores de secuencia y parlamento; la del Almada es aburrida y poco creíble; la de la Salinas, bueno, es la Salinas; la de Derbez es a ratos insípida, en la mayoría lineal y acartonada y en las menos, mediano; la de Del Castillo intenta transmitir pero se queda en las ganas; y el niño, uy, no es malo, pero pudo ser mucho, pero mucho mejor, porque tiene sensibilidad e instinto. No es culpa de los actores sino de la directora el que las actuaciones sean lineales y acartonadas.
Tenía argumento, y quizás hasta guión, un casting envidiable, presupuesto suficiente, para que haya resultado un capítulo de telenovela de bobovisa.
Sé que algunos de sus mercedes les pareció buena la peli, pero, insisto, quizás vimos diferentes. No sólo no me gustó, me parece otra del montón.

Viaje herético I

El principal inconveniente de viajar en transporte público es que otros seres humanos también lo hacen. Esto lleva un paquete completo, pues no sólo se va acompañado de amenas piezas musicales que vitorean a narcotraficantes o que parecen que es una sola, interrumpida ocasionalmente por algún corte comercial, además, abordan personas ofreciendo no delinquir si a cambio en ese momento mitigan su sed o su hambre con alguna sobra.
A pesar que regularmente ignoro lo que sucede a mi alrededor, me conmovió la plática emprendida por un anciano que intentaba redimir el alma de su, quizás, nieto menor de diez años que lo miraba absorto, a quien envolvía con relatos bíblicos, de cómo Dios ayudó a los hebreos a salir de Egipto y de la necesidad imperiosa de honrar a Dios.
De pronto, el niño interrumpió la charla del anciano con una pregunta que lo dejó mudo por unos instantes: ¿por qué Dios no ayuda a su pueblo ahora, acabando con sus enemigos como en Egipto?
Estuve a punto de soltar la carcajada por la agudeza del golpe, pero la respuesta del anciano me sorprendió más, por lo escatofílica y no porque respondiera a la cuestión: Dios obra de maneras misteriosas.
De inmediato recordé a San Agustín en alguno de sus escritos de polémica: "Existen tres maneras de proceder una cosa de otra: por generación, por fabricación o por creación. Esta última sólo es capaz de hacerla Dios."
Si Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza, muchas de las funciones humanas están hechas a la imagen y semejanza divina, ergo, Dios debe defecar, pero nadie lo ha visto, por eso es que la respuesta del anciano es parcialmente cierta. No porque responda a la pregunta del niño, sino porque es y debe seguir siendo uno de los más grandes misterios de la humanidad, pues personalmente no me gustaría saber cómo es que obra Dios, eso lo dejo para coprofílicos.
Sin embargo, Santo Tomás llamó mi atención al recordarme que en De ente et essencia él exponía la incorporeidad del espíritu, entonces ¿caga o no Dios?
Entonces decidí ponerlo en una balanza. San Gerónimo y San Ambrosio coinciden en afirmar que Dios no puede ser medido, pero sí comprobado. Primer punto para Tomás.
Durante la segunda parte del Concilio de Trento, se concluyó que Dios puede (y debe) también ser corpóreo, porque de otra forma no sería omnipotente. Punto para Agustín.
Más recientemente, el ex nazi Ratzinger ha afirmado la dualidad de Dios: existe en espíritu y materia, es sustancial y consustancial. Lo cual lo deja en empate.
Por fortuna la manera cómo obra Dios no será develada, para alivio de personas con sensibilidad a lo asqueroso.
¿Y del niño y el anciano? Sólo fueron pretexto para una más de mis herejías.

Aviso

Como algunas de sus mercedes saben, una de mis aficiones es la fotografía. Por desgracia también había sido olvidada por diversas circunstancias. Por ello es que estoy organizando una página para colgar las que están en archivo, para que, al igual que en este espacio, sean motivo de críticas o de comentarios.
Así que den click, la liga de fotos está activa.

La amistad en tiempos cibernéticos

Hasta hace poco tiempo era un detractor de las páginas de amistades virtuales. Sin embargo, y a pesar que no han variado mucho mis opiniones al respecto, he de confesar que valió la pena el experimento de inscribirme en uno de esos espacios públicos.
Aunque no deja de sorprenderme la cantidad de mierda que un hombre puede escupir al tratar de abordar a una mujer, también me sorprende que muchas mujeres reciban gustosas esa mierda y hasta la promuevan. Con mierda no sólo me refiero a cuestiones sexuales, sino a construcciones monstruosas plagadas de lugares comunes y cursilerías que no cabrían ni en las peores telenovelas de bobovisa.
Y entro a una parte escabrosa para muchos, pues la monstruosidad también tiene relación con el uso del idioma, es decir, de la ortografía, la sintaxis y la gramática.
Confieso que yo no soy ni por nada un erudito en materia gramatical u ortográfica, pero sí me cuesta trabajo adivinar lo que algunos intentan decir, y más cuando los horrores ortográficos son a propósito, tratando de ser "modernos", y hasta "reaccionarios".
Más que modernos o reaccionarios, son güevones que tratan de soslayar su ignorancia de la lengua. Quizás esta moda por el desmedido uso de la k, grafías diferenciadas y constricción de palabras tenga su origen en que alguien tuvo acceso a algún escrito en ladino o sefardíe y le pareció cool, pero la gran diferencia es que ese es un dialecto del español, usado por un grupo humano con semejanzas culturales y creencias religiosas, la cual me resulta harto interesante y atractiva, por sus orígenes y por su resistencia en el tiempo y espacio, pues son un grupo que está repartido por casi todo el mundo. Al grado que polacos, brasileños, norteamericanos y demás, pueden comunicarse entre sí gracias a este dialecto.
Estoy de acuerdo en que la lengua es un ente vivo, cambiante, que evoluciona, sin embargo, también defiendo, sin llegar al extremismo, el correcto uso del español, pues gracias a él, millones nos podemos comunicar, y usarlo de diferente manera puede afectar en alguna medida la comprensión del mensaje.
En algún libro que hice mencioné que usar el español correctamente no es cuestión de erudición, por el contrario, es una cuestión de supervivencia como grupo social, es decir, como hispanohablantes. Si bien no hablamos el mismo español en México que en Argentina o Colombia, lo que nos amalgama es la lengua escrita.
Tampoco estoy de acuerdo con el purismo, pues ese tipo de español es más difícil que la jerga regional. Sin embargo, reitero mi postura ante la necesidad de respetar en la medida de las posibilidades de cada quien, el uso del español.
Pues no sólo me he desviado del comentario inicial, sino que resultó en una elucubración discursiva, por lo que retomo el principio y concluyo.
Entrar a un sitio de amistades me permitió conocer a alguien con quien comulgo y con quien me resulta muy atractivo charlar, aunque sea sólo por escrito, y ocasionalente por videoconferencia, sin llegar al sonido.
De esta forma, vientos alisios que golpeaban mi cara se tornaron suaves brisas que acarician mis ojos.
Puedo decir ahora que no es el espacio sino las personas las que convierten y pervierten a sus maneras. Viva la diversidad.

Danzón dedicado al arrepentimiento, y las culpas que lo acompañan

Pocas veces me he arrepentido de algo que he hecho, principalmente porque considero que esa sensación de arrepentimiento no lo es realmente, sino que camufla un sentimiento de culpa. El acto cometido pudo estar enmarcado de diversas circunstancias que podrían justificar su ejecución, sin embargo, podría afirmar que en todas ellas siempre tuve la oportunidad de decidir llevarla a cabo o no. Por ende, fue un acto realizado con cierta carga de conciencia.
Esa es la principal razón por la cual no me arrepiento de muchos de mis actos, buenos o malos. No porque no sienta remordimiento ni culpa, sino porque no pueden ser modificados en lo sustancial porque ya fueron ejecutados y muchos de ellos finiquitados.
Sin embargo el sentimiento no cesa con sólo no arrepentirse, se torna en hidras de varias cabezas con su respectivas rameras montándolas, lo cual es más atrayente que la culpa misma. Porque la culpa es un sentimiento atrayente que invita a desprenderse de sí mismo volcando sentimientos de conmiseración a diestra y siniestra.
Sentir miseria por un acto cometido siempre me ha atraído, no por el sentimiento que pueda despertar en aquellos cercanos a mí, sino por ese extraño sentimiento de poder hacer lo que me plazca aunque sea un acto impío. Es decir, no es la culpa lo que me encanta, sino el hecho de perpetrar algo de lo cual podría arrepentirme o sentir culpa.
Sí, suena enfermo, pero suena a mí.
Esta enfermiza reflexión surge porque después de un año sigo padeciendo las concecuencias de constatar las palabras de Byron: "el amor eterno dura tres meses".
Si bien no es el amor lo que me tiene en estos menesteres, sino mis actos mismos, quiero compartir las culpas con ese sentimiento que ahora me es más desgraciado que cualquier otro.
Finalizo estas elucubraciones compartiendo un poema de Eduardo Lizalde:

Amor

Aman los puercos.
No puede haber más excelente prueba
de que el amor
no es cosa tan extraordinaria.

De inicios y algunos demonios

Para muchos la página en blanco es un monstruo que impone miedo. Para mí hasta hoy sólo había significado pereza.
Y es que el hábito de escribir se me había diluido en otros menesteres menos interesantes y la flojera era más fuerte que mi deseo de escribir. Sin embargo, la escritura me ha amonestado y he requerido de menos fuerza de la que pensaba para ponerme a escribir algo que sé que algunos leerán.
Hoy pues, inicio a manera de diario impersonal una novedosa (por lo menos para mí) forma de socializar.
Quienes lean lo que se publica en este espacio sean bienvenidos, con la esperanza que mis letras no aburran u hostiguen y deseen regresar, así como comenten las ideas inconexas y conexas que puedan surgir de una mente tan perturbada como la mía.